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Una broma no siempre lo es

Actualizado: 12 dic 2019

Sufrí bullying. Y tengo varias historias que cuento dependiendo de lo que quiera explicar. Tengo una que explico para describir el momento en el que decidí no callarme. Tengo otra en la que explico cómo me sentí cuando alguien le había dicho a los profesores lo que me pasaba. Pero ahora voy a contar la que explica lo que pasa por mi mente desde esa época de mi vida.

Para contextualizar, considero que el primer acto de bullying que recibí fue en el viaje de estudios de sexto de primaria, cuando una chica logró poner a todos en mi contra, mientras gritaban cosas como "acoplada", hablaban de mí como si yo no estuviera presente, y decían que iban a tirar mi colchón por la ventana para que durmiese con los perros si no me cambiaba de habitación.

Durante la ESO, fueron unos chicos los que empezaron a ir contra mí. Puede que vinieran a mi sitio en clase y me empezaban a decir que "era feísima", que " nadie me querría", y, mientras saltaban a mi lado, remarcaban como "parecía una rana" por tener los labios un poco hacia afuera. Esos chicos vivían en el mismo pueblo que yo, y en cuanto yo iba por las calles y les veía, cambiaba la ruta. Lo peor era cuando lo veían, porque en seguida venían para decirme si "les ignoraba".

Incluso ocurrió que antes del mencionado viaje de estudios, unas chicas me acorralaron en las escaleras y me dieron un pequeño empujón que casi caí hacia atrás. Pero de todas formas, eso lo considero un detalle sin importancia, porque a mí lo que me marcó realmente fue lo verbal. Porque aún ahora, 9 años más tarde, siguen esas palabras marcadas en mi mente.

Lo que probablemente ellos veían como una broma a mí me sigue persiguiendo diariamente.

Me cierro de banda ante desconocidos para que no puedan hacerme daño; tengo miedo de ir con amigos de amigos por si piensan que soy una acoplada; y no pasa un día en el que no controlo mi expresión facial para no parecer una rana. No hay un día de mi vida que no piense en aquellas palabras.

Nunca más volví a ver a la chica de primaria, y ahora me llevo bien con los chicos de la ESO. Pero lo que quiero remarcar con este texto, lo que realmente quiero decir es que ellos no eran malas personas. Por alguna razón que tal vez ni ellos saben, sintieron la necesidad de decir eso, eso que como he dicho antes, probablemente para ellos eran simples bromas. Y aquí es donde viene la lección: lo que para alguien puede ser una broma, o una consecuencia de bromas, para otra persona puede ser el inicio de una vida pensando en cómo hacer para que no vean tus defectos, para que no lleguen a ti, y para que no te hagan daño.

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Bully Out, blog creado por Carlos Paños, Emma Skantz, Ayla Soriano e Irene Velasco

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